Los participantes en el taller de reciclaje elaborando candelabros con alambre
Cada ciudadano residente en nuestro país genera algo más de media tonelada de basura al año. Un dato ya de por sí alarmante, sin tener en cuenta que sólo el 15% de esa cantidad de residuos per cápita es reciclado. Precisamente teniendo presentes estos datos, adquieren una especial relevancia (no solo simbólica) actividades ciudadanas como el Taller de Reciclaje Artístico organizado por la Asociación Cultural La Llave hasta el próximo mes de junio.
Tienen un aforo limitado (14 personas) que ya se ha cubierto, afirma Natalia, encargada de impartir este taller cada jueves en el Centro Cívico Las Sirenas, entre las 16:00 y las 18:30. Dos horas y media de tiempo dedicadas, sobre todo, a crear objetos bellos a partir de materiales olvidados en cualquier rincón de casa, pero también a “conocer gente, compartir ideas, aprender a trabajar en equipo, compartir problemas… en definitiva a compartirlo todo”. Eso sí, sin prisas y en un ambiente relajado que invita a la interacción con el grupo.
“La gente necesita hacer cosas“, prosigue Natalia mientras vigila de reojo las maniobras de sus alumnos, enfrascados en la realización de “un candelabro de alambre, que estamos decorando con botones, cuerdas viejas, bolas de collares rotos que andan por casa”. Aunque aquí no terminarán los objetivos manuales de un taller que cumple su segunda semana de vida: “Tenemos previsto hacer móviles colgantes, alfombras para el suelo con camisetas viejas, guirnaldas de luces con cartones de huevos, lámparas con botellas, flores con botellas de plástico, con corchos de vino vamos a hacer marcos para fotos y espejos, y hasta jabón a partir de aceite usado”, enumera de memoria esta artesana restauradora especializada en dar una nueva vida a los muebles abandonados en la basura.
Y todo ello por un precio casi simbólico: 10 euros al mes. Una apuesta por la organización de “actividades baratas a las que pueda acceder todo el mundo”, independientemente de su origen, condición económica o habilidad en la manufactura de objetos. Este es el caso de Isabel, que asiste a las clases junto a su pareja, Gonzalo, con el que está a punto de inaugurar Santacleta, una tienda-taller dedicada al mundo de la bicicleta que se ubicará en las inmediaciones de El Pumarejo. Según nos comenta, quiere “que la decoración de la tienda sea artesanal, hecha con productos de aquí de Sevilla, por lo que hemos venido a aprender cómo hacer este tipo de artículos para después ponerlos en la tienda”.
Pero al margen de esta utilidad práctica, las razones que han motivado la participación de esta pareja en la actividad también forman parte de su forma de entender y comprender el día a día. De su filosofía de vida. “Tenemos que virar hacia una economía decrecentista. Si estas conforme con esta filosofía -afirma-, tienes que empezar tú a reciclar lo que tienes, a volverlo a usar“. En su caso y en concreto para esta clase, Isabel está utilizando cuentas de collares que estaban guardadas en una caja.
En este mismo sentido reflexiona Esther, dedicada profesionalmente al mundo de la serigrafía, que no dudó ni un solo segundo en acudir a un taller impartido por su amiga Natalia. “Estaba buscando algo así para pasar el tiempo, sobre todo con temas de reutilización de objetos, que siempre me ha interesado”, afirma mientras reconoce nerviosa que es la primera vez que le hacen una entrevista en toda su vida. ”Lo bueno de este tipo de talleres es el contacto con la gente, cómo se comparte todo, cómo surgen las ideas…”, añade al tiempo que afirma darse cuenta de que “en casa hay una gran cantidad de material que se puede utilizar para realizar objetos prácticos, bonitos y sobre todo económicos. La verdad es que es una terapia en todos los sentidos”.
Terminamos la charla en la puerta de la sala donde se imparte este taller. La clase está a punto de terminar y hay que rematar los trabajos. Unos trabajos, comenta Natalia, que podrían formar parte de una exposición final del taller, “aunque es una idea que aún no tenemos completamente definida”. Ahora éste no es el aspecto más importante. Lo importante de aquí a los siguientes ocho meses es saber encontrar una segunda, tercera o cuarta vida a aquellos objetos que ya tratábamos (o veíamos) sólo como basura.
